En las cimas de la confluencia de los municipios de Polaciones, Tudanca, Los Tojos y Campoo de Suso, se encuentra este paraje único de excepcional valor natural, paisajístico, arqueológico y etnográfico.

Perteneciente a la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga y protegido bajo la figura del Parque Natural Saja-Besaya, el puerto de Sejos es una extensión de aproximadamente 1300 ha. de pastizales. Estos son usados desde Mayo a Octubre y por turnos, por el ganado de los valles mancomunados desde el siglo IX.

La tradicional bajada de la cabaña ganadera de los puertos a comienzos del otoño es celebrada como un auténtico espectáculo, dando lugar a la “Pasá” de Carmona y la “Campaná” de Valle.

CONTEMPLAR

De sus brañas descienden los riachuelos que más tarde conformarán uno de los principales ríos de Cantabria: el Saja, que da nombre a la Reserva. Dos de ellos, el Bijoz (o Diablo) y el arroyo del Infierno, modelan las dos canales más representativas de Sejos: La Canal del Infierno y la de Cureñas.

Sejos cuenta con una variada fauna: sus alturas son sobrevoladas por la majestuosa águila real, el buitre y otras rapaces; allí tienen su guarida el oso y el lobo; el ciervo, el corzo y el jabalí apenas cae la noche salen en busca de sustento; mientras el cárabo y la nuétiga se instalan en las ramas con la mirada fija en los pequeños roedores, en competencia con la rámila, el tejón o el gato montés; y ya entre dos luces sale el urogallo.

Dispersas por las praderías existen antiguas cabañas donde pastores, becerreros y sarrujanes pasaban el verano, cada una perteneciente a un pueblo y que hoy en día siguen dando cobijo a los ganaderos y al caminante que hasta estos parajes se acerca.

En el centro de Sejos nos encontramos con un punto de interés geológico conocido como “Los Cantos de la Borrica”. Se trata de grandes conglomerados esparcidos por la pradera que fueron, hace varios miles de años, transportados por los glaciares desde las cumbres. Una cabaña, que parece sujetar una enorme roca para que no “eche a rodar”, nos recuerda las proporciones del escenario.

DESCUBRIR

En el Collado de Sejos, al Norte de la pradera y a 1.534 m. de altitud, nos encontramos con otro de sus tesoros. Cinco menhires tumbados formando parte de un supuesto crómlech de la Edad de Bronce, guardan celosos el misterio de sus grabados de 4500 años de antigüedad. A escasos metros se encuentra otro semi-levantado, conocido como “La Piedra Jincá”, que coincide con los actuales límites de separación entre municipios. Estas manifestaciones son las más relevantes dentro de la Estación Megalítica del Collado de Sejos-Cuquillo, declarado Bien de Interés Cultural (categoría Zona Arqueológica) en 2013.

Un paisaje de salvaje belleza, de sorprendentes contrastes y alardes de la naturaleza.

Un paraje donde el silencio sobrecoge, aun cuando lo rompe el silbido de los vientos, el murmullo del agua, el agitarse de las ramas, el trinar de los pájaros o el bucólico sonido de los campanos de las vacas, dispersas en manadas o resguardándose del sol en los escobales.

Un lugar donde explotar nuestros sentidos, cargar de aire puro nuestros pulmones, apagar nuestra sed con aguas cristalinas, recoger manzanilla o andrinas, observar el ir y venir de una variada y delicada fauna,…

RECORRER

Hay varias rutas que nos conducen a Sejos: desde el puerto de Palombera, por Bustandrán, en Polaciones por el pueblo de Uznayo, desde el “Pozo del Amo” por el Canal de Cureñas…; ésta última la de más belleza y valor natural.

Un lugar que es mejor ver que contar. Sejos toca la sensibilidad de quien lo visita.

¡Anímate y ven a conocer esta joya natural, no te arrepentirás!